¿Qué logra hacer grande a una empresa? ¿Qué diferencia hay entre alguien que quedó lamentándose y aquel que continuó su camino?
Entusiasmo... luego de que escuchamos la bella melodía de Yiruma nos damos cuenta de la esencia de esta virtud: el ser imparable, no darse por vencido, y seguir adelante con aquello que anhelamos lograr, sin importar cualquier adversidad. Muchas veces nos dejamos influir por la pereza o malos pensamientos que nos nublan esta virtud tan grande, y es a medida que crecemos, en la mayoría, que se va volviendo más pequea esa pequeña llama que casi incendiaba nuestro corazón cuando estábamos pequeos: el entusiasmo de pder vivir otro día y descubrir cosas nuevas.
A medida que pasa la vida nos vamos dando cuenta de que hay cosas que se repiten muchas veces; una y otra vez nos levantamos a la misma hora, se nos olvida prender la luz o despedirnos de nuestros seres queridos al salir, y las únicas cosas que empiezan a hacer especiales los días son los "despistes" que hacen variar de frma diminuta esa rutina que ya llevamos. Se pasan las horas, los días, meses, semestres, años y décadas, para que al final nos demos cuenta de que no apreciamos cada segundo que nos ofrecía la vida: el susurro del viento, las hojas moviéndose delicadamente, las aves cantando en las mañanas... Al apreciar estos pequeños detalles nos damos cuenta de que estamos vivos y no somos seres mecánicos. No estamos programados, nuestra vida es diferente a cada segundo que pasa, cada segundo diferente del anterior al igual que las personas que nos rodean; todo es tan cambiante todo el tiempo... ¡Y aún así decimos "Hoy fue igual que ayer"!.
Tenemos que recuperar esta virtud, si es que la hemos perdido, ya que cuando estamos tristes es lo primero que se nos baja. El artista que desea comenzar un cuadro nuevo está lleno de entusiasmo porque quiere superarse en cada obra que realiza, quiere hacerlo diferente del anterior, buscar algo nuevo, cambiar, producir e impactar; cada pincelada que realiza es milimétricamente calculada ya sea por el instinto o el análisis profundo, mira todos los infinitos colores que tiene a su disposición y en algún momento llega porque tiene que suceder: encuentra el propósito de su obra. A partir de haber encontrado su meta ya no hay nada que lo detenga y se llena todavía más de entusiasmo porque sabe hacia dónde está apuntando y no importa lo que tenga que hacer para conseguirlo. Nuestra vida está llena de pinceladas que nosotros mismos nos encargamos de juntar para al final hacer un cuadro en el que no podrás borrar la pintura, pero siempre será posible cubrirla con nuevas capas.
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